PROPONEMOS
UN MODELO ENERGÉTICO CON SOBERANÍA NACIONAL Y CON AUTONOMÍA TERRITORIAL.
Por: Francisco Rocael Mateo Morales
Consejo de Pueblos Mayas -CPO-
En
el actual modelo energético, la energía es concebida como mercancía que busca satisfacer
las demandas de las grandes industrias y del mercado internacional, controlado por las grandes
corporaciones. En nombre del falso “desarrollo”,
las empresas buscan reconcentrar y despojar los bienes energéticos que existen en nuestros territorios.
En este negocio los pueblos originarios otra vez somos considerados y tipificados como estorbo y enemigos de su “desarrollo”; desde esta consideración utilizan la institucionalidad del Estado para preparar la pista de aterrizaje del extractivismo y para criminalizar nuestras luchas legítimas.
En este negocio los pueblos originarios otra vez somos considerados y tipificados como estorbo y enemigos de su “desarrollo”; desde esta consideración utilizan la institucionalidad del Estado para preparar la pista de aterrizaje del extractivismo y para criminalizar nuestras luchas legítimas.
En
este contexto, es urgente un nuevo modelo energético que considere
la energía como un servicio, que contribuya a resolver las necesidades básicas
de nuestros pueblos y mejorar su calidad de vida.
Cambiar de modelo energético
no significa únicamente cambiar de matriz energética. Nos están haciendo creer que
las hidroeléctricas constituyen la única alternativa que tiene el país para salir
de la crisis energética, cuando existen hoy en día otras formas de generación, más
económicas y menos contaminantes. En el nuevo modelo energético debemos preguntarnos para qué y para quien se produce energía, en este sentido es imprescindible pensar
en otros modos de consumo y nuevas formas de vida.
Es importante considerar la nacionalización de la energía con urgencia y como parte de la seguridad nacional. El proceso de generación, transporte, distribución y comercialización de la energía,
debe regresar en manos del Estado, bajo control popular y no de las corporaciones
transnacionales.
Proponemos además de la nacionalización
de la energía, se regulen procesos y sistemas energéticos con autonomía territorial,
que garanticen beneficios concretos a
nuestras comunidades, que respeten la libre determinación de nuestros pueblos,
sus formas de vida y organización.
Se deben implementar nuevas líneas
de inversión, que consideren los bienes naturales estratégicos como parte de la
seguridad nacional, bajo el resguardo de nuestros pueblos como lo han hecho por
generaciones.
Debemos profundizar el debate, la discusión responsable, por el futuro de nuestras generaciones.
"Agua y energía para los pueblos y no para las empresas"
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